Las víctimas de los divorcios
Más de 100.000 niños afectados al año por divorcios conflictivos en España
En 2016, se produjeron más de 100.000 casos de divorcio (incluyendo divorcios conflictivos), separación o nulidad matrimonial en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Somos uno de los países con mayor número de divorcios de Europa: una pareja se rompe cada cinco minutos.
El 57% de estas parejas rotas tiene hijos. Sin embargo, España no cuenta con datos oficiales del total de hijos afectados ya que las estadísticas se calculan estableciendo una media de un hijo por matrimonio roto. Un punto de partida que a día de hoy, queda muy pobre con la diversidad social y familiar existente.
Por ejemplo, quedan sin contabilizar: aquellos con más de un hijo en el matrimonio; los hijos de parejas de hecho, con uno o más; hijo/s de separaciones que cesan su convivencia sin procedimientos legales y judiciales registrados por falta de medios; ni los casos de mutuo acuerdo, que con los años, derivan en contenciosos, normalmente, por temas relacionados con los hijos, que acaban siendo rehenes y víctimas.
Del total de separaciones y divorcios, expertos judiciales y en temas de familia estiman que el 20% de los casos (el 14% de las separaciones y el 25% de los divorcios registrados por el INE) se producen bajo una situación de alta conflictividad parental, que absorben el 90% de los recursos judiciales.
Como resultado, los expertos estiman una cifra de 100.000 menores al año afectados por divorcios conflictivos en nuestro país. Víctimas silenciosas de una situación ajena a ellos y por la que, sin embargo, sufren graves maltratos psicológicos que afectarán en su desarrollo personal y social, con graves consecuencias en su futuro.
¿Qué es la alta conflictividad familiar y cómo repercute en los menores?
El nivel de conflictividad parental se refleja en las denuncias y expedientes de ejecución de sentencia que se producen por la patria potestad, custodia, incumplimiento del régimen de visitas, impago de alimentos, entre otras. Los litigios constantes, en un divorcio conflictivo, son la prueba de la alta conflictividad que atraviesa una familia divorciada.
Los niños afectados por una situación de divorcio conflictivo sufren un grave maltrato psicológico. Este maltrato puede venir de ambos progenitores, de uno de ellos o del entorno que viven día a día. Tener que elegir entre uno de los dos, escuchar comentarios negativos entre las partes por el rencor que se guardan e incluso, sufrir consecuencias en el caso de que alguna actitud con alguno de los progenitores no le haya gustado al otro, son maltratos psicológicos más que cotidianos en estas situaciones.
Situaciones que, silenciosamente, van influyendo, afectando y marcando de forma negativa al menor y su estabilidad emocional. Hay casos que se agravan hasta el punto de que uno de los padres influye en el menor hasta hacer que éste pierda todo contacto y vínculo con el otro.
Desgraciadamente, también hemos visto que se han llegado a convertir en casos delictivos extremadamente graves, que conocemos por las noticias: menores que acaban muertos, asesinados por uno de sus propios padres por hacer un daño extremo e irreparable en la expareja.
A veces, los hijos no son conscientes de que están siendo víctimas de maltrato. Poner soluciones ante un problema que carece de voluntad por arreglarlo es imposible. Por lo que el problema no resuelto aumenta y se arrastra en la edad adulta. Un adulto que quedará condicionado a menos que se trate psicológicamente y le conllevará graves secuelas emocionales, personales, sociales y de comportamiento.
El auge del Coordinador de Parentalidad en España
La figura del Coordinador de Parentalidad nace en Canadá y llega a Estados Unidos en el año 2003. El objetivo era minimizar el impacto emocional y económico que suponen los divorcios conflictivos. Sólo en el primer año se redujeron en un 75% los litigios por los hijos. Este éxito pronto se exporta a otros países como Francia o el Reino Unido.
Fundación Filia y el Coordinador Parental
Fundación Filia nace en 2011 con la misión primordial de velar por el INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR en los procesos judiciales de alta conflictividad familiar. Así, detecta una gran necesidad en España en este ámbito: las herramientas existentes eran insuficientes para abordar estos casos y comienza a investigar, descubriendo un rol nuevo, el Coordinador Parental, que ya funciona en otros países.
«En el 2014, un juez de Cataluña dictó una sentencia derivando a una familia a un Coordinador Parental, figura que no existía en España. Entonces, Filia ve la necesidad de impulsar esta figura. Tras un año de investigación, en 2015 ponemos en marcha, junto con la Generalitat de Cataluña, el primer programa piloto para implantar la figura del Coordinación de Parentalidad intrajudicial. Así, impartimos la primera formación en especialista de Coordinador Parental por el que formamos a 20 profesionales. Ya se han sumado otras Comunidades Autónomas ante esta necesidad», explica Lucía del Prado, Presidenta de la Fundación Filia.
Dos años después y ante los datos vistos anteriormente, existe una demanda real y que va en aumento, de especialistas en Coordinación de Parentalidad en España. Por ello, la Fundación Filia da ahora un paso más, lanzando el primer curso oficial en España de Especialista en Coordinación Parental, homologado por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. El curso en modalidad semipresencial comenzará el próximo mes de enero y tiene el objetivo de capacitar profesionales para desempeñar la figura de Coordinador Parental en el ejercicio profesional, cubriendo así la necesidad social y del mercado existente.